argumentocolmillos

''Pero es que el fuet...'' es un proyecto audiovisual interactivo en el que se intenta plasmar la absurdez a la que se llega en las conversaciones sobre ciertos temas actuales partiendo de la puesta en escena de una cena familiar, un espacio en el que a menudo se comparten muchas opiniones sin sentido y todo termina en un diálogo sin conclusión final.
En este caso, hablamos sobre el veganismo y típicas respuestas con las que nos hemos encontrado, planteamos argumentos absurdos y poco contrastados o incluso excusas sin sentido.
Además, aprovechamos para dedicar un pequeño espacio de cada web para rebatir argumentos que se dan, hacer recomendaciones y aportar información.

Marina lleva unos meses siendo vegana y empieza una conversación en una cena familiar hablando sobre la heura, una alternativa vegana a la carne.

1. El vídeo comienza a reproducirse automaticamente.
2. Elige entre las tres imágenes de abajo la respuesta que quieres ver.
3. Se te redirigirá a una página que te muestra la respuesta en la que podrás volver a elegir.
Puedes navegar libremente por la conversación llegando al final rápida o lentamente y perderte en bucles absurdos, en todo momento podrás volver a la pantalla de inicio pulsando el botón de arriba a la izquierda.

Haciendo click en los platos de la imagen de la mesa que encontrarás en la página principal encontrarás información diversa sobre los argumentos que se dan en el vídeo.

Somos omnívoros, lo que quiere decir que podemos sintetizar y obtener nutrientes de productos de origen vegetal y animal. No quiere decir que necesitemos comer animales y vegetales. Si comiéramos heces conseguimos, a parte de enfermedades, nutrientes, porque somos omnívoros, pero no necesitamos comerlas.

Por ejemplo, las leonas son animales carnívoras. No tienen tampoco la capacidad de valorar las consecuencias de sus actos hacia los demás animales. Aunque pudieran, tampoco tienen ciencia para estudiar nutrición y analizar las opciones o alternativas que podría haber. Además, son capaces de perseguir a una cebra a la carrera, alcanzarla, tumbarla con su fuerza y sus garras, asfixiarla con su mandíbula, desgarrar su piel con sus colmillos de carnívoro, desgarrar su carne y digerirla cruda. También hacen cosas como matar a los cachorros de otros leones. Mírate las manos y compáralas con las garras de un león, o tu dentadura con la de un león o la de un oso pardo (omnívoro de verdad) o un oso panda o un gorila (herbívoros). Tampoco es comparable tu intestino o estómago al de una leona. No necesitas comer carne. El león sí.

Uno de los argumentos que se suelen dar en contra es que nuestros antepasados en determinado momento empezaron a ser cazadores para sobrevivir y que por tanto nosotrxs estamos legitimados a seguir depredando animales.

Es simpático recordar que nuestros inicios como depredadores de animales fueron con seguridad como carroñeros y no como cazadores, lo que le resta cierto romanticismo a esa visión de nuestro pasado. Nadie defiende que debemos vivir de carroña, pues así lo hacían nuestros antepasados. Por tanto, parece que lo importante para saber cómo relacionarnos con los otros animales no es ver qué se hizo en el pasado, sino que creemos que es lo correcto hacer hoy día.

Las estrategias de supervivencia de nuestros antepasados no determinan nuestras decisiones morales con respecto a los animales hoy. Nuestra sensibilidad ética ha cambiado en muchos aspectos respecto a épocas pasadas. Multitud de prácticas que realizaban nuestros antepasados son consideradas hoy a la luz de la razón como verdaderos crímenes.

La historia de la humanidad nos ha dado la oportunidad de revisar constantemente nuestras creencias sobre lo que está bien y lo que está mal. Nuestra capacidad de aprendizaje ha permitido dicha revisión así que se puede deliberadamente escoger qué queremos comer o no y hacerlo según nuestras necesidades y ética.